miércoles, 30 de mayo de 2007

Me pasaron esta reflexión..

Cuando cumplí 14 años, esperaba algún día tener una novia. A los 16 tuve una novia, pero no había pasión. Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada y con ganas de vivir. En la universidad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era terrible, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo y amenazaba con suicidarse. Entonces decidí que necesitaba una mujer estable. Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca la excitaba nada. La vida se hizo tan monótona que decidí que necesitaba una mujer más emocionante. A los 30 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro. Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición. Cuando llegué a los 36, encontré una mujer inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con la mitad de lo que yo tenía. Ahora, después de los 40, me gustan las mujeres con tetas grandes, buen culo…, y punto. Por fin maduré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es es mi buen Jose! Putañero carajo!!